Los jóvenes que hacen su experiencia vocacional en la Academia Montecarmelo de los Heraldos del Evangelio, aunque no profesan votos y se mantienen en el estado laico, procuran practicar en toda su pureza fascinante los consejos evangélicos. Guardan el celibato y viven normalmente en comunidad, en un ambiente de caridad fraterna y disciplina. Se fomenta una intensa vida de oración y estudio, siguiendo la sabia directriz del Papa Juan Pablo II: “La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión” (Christifidelis Laici, 58). Esta vida comunitaria está disciplinada por un “Ordo de Costumbres”, una compilación de reglas que con el paso del tiempo se ha ido estableciendo voluntariamente entre los Heraldos del Evangelio. Reglamenta, según el carisma de la institución, todos los actos de la vida cotidiana de sus miembros, desde el modo de proceder consigo mismo en la intimidad, pasando por las relaciones entre los hermanos, en público y, sobre todo, en los actos más solemnes del día en que se reunen para rezar, cantar el Oficio o participar en la Liturgia.

Misiones a lo largo de Chile

Los Heraldos del Evangelio crearan una unidad misionera que recorre desde hace 5 años el país, desde Arica a Magallanes, acudiendo a las diócesis y parroquias que lo deseen. Los misioneros, llevan de casa en casa la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María; van con ella a colegios, asilos y orfanatos, a centros comerciales, empresas, hospitales, alcaldías, cuarteles, comisarías o cárceles. Rezan con las gentes, muestran la belleza de la religión católica y registran a quienes necesiten algún sacramento. Al partir dejan en cada corazón una semilla de fe, esperanza y amor renovado por la Iglesia. El resultado de las misiones: iglesias repletas en las misas dominicales, aumento de los donantes parroquiales (CALI), más participación en la vida eclesial, cientos de parroquias y hogares visitados.

La misión de los Heraldos del Evangelio

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