Los jóvenes que hacen su experiencia vocacional en la Academia Montecarmelo de los Heraldos del Evangelio, aunque no profesan votos y se mantienen en el estado laico, procuran practicar en toda su pureza fascinante los consejos evangélicos. Guardan el celibato y viven normalmente en comunidad, en un ambiente de caridad fraterna y disciplina. Se fomenta una intensa vida de oración y estudio, siguiendo la sabia directriz del Papa Juan Pablo II: “La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión” (Christifidelis Laici, 58). Esta vida comunitaria está disciplinada por un “Ordo de Costumbres”, una compilación de reglas que con el paso del tiempo se ha ido estableciendo voluntariamente entre los Heraldos del Evangelio. Reglamenta, según el carisma de la institución, todos los actos de la vida cotidiana de sus miembros, desde el modo de proceder consigo mismo en la intimidad, pasando por las relaciones entre los hermanos, en público y, sobre todo, en los actos más solemnes del día en que se reunen para rezar, cantar el Oficio o participar en la Liturgia.

Los Heraldos del Evangelio

Heraldos del Evangelio es una Asociación Privada Internacional de Fieles de Derecho Pontificio, la primera que fue erigida por la Santa Sede en el tercer milenio, dado con ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro (el 22 de febrero) en el 2001.
Compuesta predominantemente por jóvenes, esta Asociación está presente en 57 países. Sus miembros practican el celibato y se dedican íntegramente al apostolado. Viven en residencias destinadas específicamente para muchachos o para muchachas.
Alternan la vida de recogimiento, estudio y oración con actividades de evangelización en las diócesis y parroquias, poniendo especial empeño en la formación de la juventud.
Su espiritualidad está cimentada en tres puntos esenciales: la Eucaristía, María y el Papa. Estos puntos están representados con destaque en el blasón que los distingue.


La misión de los Heraldos del Evangelio

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