Los jóvenes que hacen su experiencia vocacional en la Academia Montecarmelo de los Heraldos del Evangelio, aunque no profesan votos y se mantienen en el estado laico, procuran practicar en toda su pureza fascinante los consejos evangélicos. Guardan el celibato y viven normalmente en comunidad, en un ambiente de caridad fraterna y disciplina. Se fomenta una intensa vida de oración y estudio, siguiendo la sabia directriz del Papa Juan Pablo II: “La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión” (Christifidelis Laici, 58). Esta vida comunitaria está disciplinada por un “Ordo de Costumbres”, una compilación de reglas que con el paso del tiempo se ha ido estableciendo voluntariamente entre los Heraldos del Evangelio. Reglamenta, según el carisma de la institución, todos los actos de la vida cotidiana de sus miembros, desde el modo de proceder consigo mismo en la intimidad, pasando por las relaciones entre los hermanos, en público y, sobre todo, en los actos más solemnes del día en que se reunen para rezar, cantar el Oficio o participar en la Liturgia.

La Tirana: Misiones en los Bailes Religiosos

Por la ocasión de la festividad de la Virgen del Carmen de la tirana, los Heraldos del Evangelio, fueron invitados por el Obispo de Iquique, Mons. Marco Antonio Ordenes, a ayudar en la misión evangelizadora con los bailes religiosos y los miles de peregrinos que llegaron a estas tierras de la "Reina del Tamarugal".
La primera parte de la misión, consistió en la recepción de los bailes en la entrada del pueblo, en la zona conocida como "El Calvario"; dando la bienvenida -- en nombre de la Iglesia -- a los peregrinos, rezando con ellos y pidiendo por el buen provecho de esta peregrinación a la Virgen del Carmen.
La otra parte de la misión, fue visitar a los bailes religiosos y demás peregrinos en los campamentos, mostrándoles la belleza de la Iglesia Católica, fomentando la práctica de los sacramentos y motivando a los que aún no los han recibido. En seguida, se rezaba con ellos en alabanza a la Virgen y se les regalaban fotos de Nuestra Señora, incentivándoles a una mayor devoción Eucarística y a la Madre de Dios.
La Misa de solemnidad de la fiesta, fue presidida por el Obispo de Iquique Mons. Marco Antonio Ordenes, concelebrada y predicada por el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Alejandro Goic, que en su homilía, entre otras cosas, enfatizó que tenemos una madre y reina de la patria:
“Que bueno es estar los hermanos juntos (…). Hermanas y hermanos, estas palabras Dios las dirige a Chile hoy, representados por su máxima autoridad, las autoridades regionales y por ustedes que han venido de distintos lugares de la patria amada y de otros países cercanos, nos dice en primer lugar, alégrense, alégrense chilenos y chilenas porque todos ustedes tienen una madre, Nuestra Señora del Carmen, Patrona y Reina de esta patria nuestra que tanto amamos (…).
Terminada la Eucaristía, el flujo de peregrinos aumentó de tal manera que todos querían saludar a la imagen de la Virgen del Carmen de la Tirana, y la fila de los devotos llegaba a veces a ocupar manzanas enteras. Aprovechando esta ocasión, los misioneros de los Heraldos del Evangelio, rezaban con el pueblo el Santo Rosario, alternando con las religiosas misioneras, que prestaban inestimable ayuda en esta nueva evangelización.

La misión de los Heraldos del Evangelio

Visitantes online